TEA es un trastorno del neurodesarrollo infantil que se caracteriza por deficiencias persistentes en la comunicación e interacción social, junto con patrones restrictivos y repetitivos de comportamiento, intereses o actividades.

Los signos de alerta que indican la necesidad de evaluación para descartar este trastorno incluyen:

Las personas que lo presentan pueden tener problemas persistentes para mantener la atención, hiperactividad y/o impulsividad. Puede mostrar dificultades en una sola área, como por ejemplo la atención o por lo contrario en todas las mencionadas, es decir de forma mixta. Los signos de alerta son:

Consiste en una dificultad en el aprendizaje y para utilizar las aptitudes académicas, a pesar de haber tenido intervenciones  anteriores, dirigidas a estas dificultades.

Es importante destacar que estas dificultades deben estar significativamente por debajo de lo esperado para la edad o curso y deben interferir significativamente en su desempeño académico o laboral o en actividad de la vida diaria. Igualmente estas dificultades tienen que haberse manifestado desde la edad escolar, aunque pueden tener manifestaciones más intensas a lo largo de la vida.

No pueden explicarse por discapacidad intelectual, trastornos de tipo sensorial o deprivación social, escolar o cultural.

Entre los signos de alerta están los siguientes:

• Dificultades para leer, las cuales se pueden manifestar en la presencia de un ritmo lento o impreciso, en la omisión, sustitución, agregado o inversión de letras al leer o para comprender lo que lee y realizar inferencias según la información leída.
• Dificultades para escribir, tanto a nivel de grafía (forma en que hace las letras) como en la presencia de dificultades para redactar un texto de forma coherente o tener  múltiples errores ortográficos o cometer errores específicos como omisiones, sustituciones, inversiones de letras, inadecuada separación de palabras, entre otros.
• Dificultades en el cálculo y el pensamiento lógico-matemático: incomprensión de la noción de cantidad vinculada a un número, necesidad de apoyo digital (con los dedos) para resolver operaciones básicas, dificultades para realizar cálculos mentales y para recordar los procedimientos para resolver operaciones o solucionar problemas matemáticos, teniendo desafíos para el razonamiento matemático.

Es la deficiencia parcial o total en la función visual que puede ser congénita o adquirida que no tiene posibilidad de corrección con ayudas ópticas o cirugía.

Baja visión:

Si la pérdida es parcial se llama baja visión, la cual es un espectro amplio en cuanto al funcionamiento, ya que puede ir desde solo percibir luz o colores, hasta lograr leer letras en tinta con un contraste, iluminación y tamaño específico que les ayude.

Si la pérdida es total, se llama ceguera. 

Con esta población en nuestra atención trabajamos:

• Estimulación visual para niños y niñas con baja visión entre 0 y 8 años de edad.
• Estimulación multisensorial para el resto de los sentidos.
• Diseño de adecuaciones curriculares para garantizar su aprendizaje e inclusión educativa en el colegio y de ajustes razonables para el contexto laboral y social
• Enseñanza del braille para quienes su resto visual no les permite leer en tinta.
• Orientación y movilidad para el uso del bastón o el traslado seguro con guía vidente.
• Tiflotecnología: el uso de la computadora y la tecnología en general para personas con discapacidad visual.
• Uso de herramientas adaptadas para el aprendizaje del cálculo: ábaco, caja aritmética.